sábado, 24 de enero de 2009

Nada


Suspiró. Una bocanada de aire salió de su boca, aire sediento de libertad, de sensaciones e impureza. Ni él mismo entendía como podía llegar a desear impureza, imperfección. Toda la vida había estado intentando llegar a la perfección, curaba cada preciso detalle por pequeño que fuera, y no dejaba nada al azar. Aquél azar que lo había llevado a la nada, la nada más absoluta, mas desolada y aterradora, aquella que todos temen y a la cual nadie tiene el valor de enfrentarse. Nada escasa de certeza, nada llena de inseguridad y auto-exclamación, sin la llama incandescente de la vida. Nada. La vida era lo único que le hacía sentir bien. Saber que vivía, ser consciente de que no podían arrebatarle esa sensación, que aunque muriese, y todos sus recuerdos murieran con él, perviviría para siempre.
Como la simple lágrima que condimenta la tristeza, él era una gota en el océano, escasa, frágil y diminuta.

Últimamente, no encajaba en su vida. Todo aquello que deseaba permanecía lejos de su alcance, mientras a dos palmos observaba aquello que nunca llegaría a querer, que a su vez era muy parecido a lo que deseaba, pero transformado en una horrible y confusa mezcla de...Nada.
Tenía suerte, según algunos. Él seguía pensando que no tanta como podría. Que el amanecer ya no era comienzo. Que aquello del 'Carpe Diem' y 'las olas meciéndose a sus pies descalzos' quedaba aún demasiado lejos para él. Era una imperfección demacrada por el paso de Todo, es decir, el triste reflejo de un cristal deforme que ya no consigue esbozar la realidad. Algo con lo que no había soñado. Porque no sabía ni qué soñar.
¿Por qué desear tanto? Se preguntó. No tenia respuesta a eso, como no la tenía a cuatro mil ochocientos millones de cosas más. Odiaba desear. Pero al mismo tiempo deseaba odiar. Sólo necesitaba descargar su furia, limpiar de una vez por todas el mundo que le rodeaba, y poder gritar que ya no era el mismo, poder susurrarle al viento que amaba sus caricias y que éste oyera su súplica. Pero sobre todo, necesitaba limpiarse a sí mismo, porque sabía que el deseo de odiar era lo más detestable de la raza humana, incluso más que el hecho de odiar en sí mismo. No podía limpiarse sin los demás, y lo sabía, ¡pero aquello era una simple y despiadada locura!! ¡Sí, quería, quería y quería! Completamente enamorado de la vida, aveces ésta le causaba reveses tales que no era capaz de responder, no sabía como reaccionar. Y odiaba eso.
También le habían dicho que se tomaba las cosas tan a pecho que aveces no sabía discernir entre la burla y la verdad, y que reaccionaba con tal aspereza que él mismo se cerraba las puertas de la dulzura. ¡Pero maldita sea, él no sabía comportarse de otro modo! Él era así, así y ya está. Había intentado cambiarse a sí mismo muchas, muchas veces. Y nunca acababa de salir bien.

Por suerte tenía esos momentos que le hacían pensar que todo lo que escribía era una simplificación de la Nada. Y por lo tanto, Nada. ¿Habéis intentado mirar alguna vez dos caras de una moneda al mismo tiempo? Es imposible. Física, social y psicológicamente imposible. Él deseaba quedarse mirando eternamente el borde, el canto. Poder caminar sobre él, edificar su vida entorno al equilibrio de una moneda de pie. Pero al mismo tiempo sabía que por mucho que se esforzase, cualquier soplo de viento sobre el castillo de sus deseos haría temblar la moneda. Y derribarse. Y caer. Y cuando una moneda cae, cae sólo sobre una cara, usualmente la cruz.
Odiaba pensar que eso sólo dependía de la suerte. Odiaba el concepto suerte.
Durante 11 días, 11 minutos y 11 segundos, deseó que desapareciera. Que desapareciera todo. Que quedara Nada.

Y empezar de Nuevo.

5 comentarios:

Jaime Riba dijo...

holaaaa! como vas?? espero que super bien! soy un chico de almeria! y llegado a este blog! que por cierto me encanta! como podras ver ya te sigo! espero que te pases por el mio y tb me sigas ok? ^^ me pasare mas a menudo! muchos besos! chao!

indecision-e dijo...

fa pensar bastant, algunes de les coses les entenc, pero m'hauras d'explicar varies!

segeix aixi lozy! :)

Anónimo dijo...

alucinante

Anónimo dijo...

tnk gans de vret
PLT

im-perfezione dijo...

"Poder caminar sobre él, edificar su vida entorno al equilibrio de una moneda de pie. Pero al mismo tiempo sabía que por mucho que se esforzase, cualquier soplo de viento sobre el castillo de sus deseos haría temblar la moneda. Y derribarse. Y caer."

Quan estas enfadat i treus tota la rabia de dins és quan escrius millor.