domingo, 20 de julio de 2008

Presente

El agua, la sal, una ola meciéndose a sus pies descalzos, ella inmersa en su propio mar de pensamientos. Su pelo, ya seco después del baño, se movía al son de las olas, empujado por el viento, como intentando llegar al sol que en el horizonte iba escondiéndose progresivamente. El cielo pasó del azul luminoso a un naranja caramelizado, ofreciendo en su puesta la gama de colores que tanta gente adora, ella incluida. Era una situación hermosa y melancólica, pero pese a ello no había ninguna expresión en su cara. Simplemente la dulce sonrisa que acostumbraba a llevar puesta, sin capa de maquillaje ni falsedad que pudiera ocultar lo que sentía. Aquella sonrisa que encandilaba a unos y enamoraba a otros, que demostraba que pese a todo lo que pueda pasarte, siempre hay un camino para vivir, para ser, para no pensar.
Si una cosa había aprendido era a vivir en el presente. Carpe diem, dicen muchos...y qué pocos predican con el ejemplo...Tiempo atrás, ella decidió ser lo que muchos llaman una 'vividora'. Disfrutar, sin pensar en las consecuencias, y ese fue su gran error. Se vio inmersa en un incendio de odio, de locura y sinrazón; no había límites para ella, el egoísmo del que no era consciente inundaba su vida y pocos quedaban ya que le diesen su apoyo. Cuando estuvo con el agua al cuello, entonces se dio cuenta. Y paró, y aprendió a vivir de verdad.
Le costaba recordar aquellos tiempos, no lo intentaba demasiado. Porque ella no era su pasado. Su pasado podía explicar su presente, pero odiaba a la gente que la juzgaba por lo que había hecho. Intentaba no recordar, pero conservaba a buen recaudo aquello que la había cambiado. Porque ahora era más consciente que nunca que el pasado depende de lo que hagas presente, igual que el futuro. Por eso consideraba que todos aquellos que le daban vueltas y vueltas a lo que habían hecho o lo que iban a hacer eran simplemente, inconscientes.

Ella había aprendido que el presente es lo único que importa, que si se concentraba a cada momento en lo que hacía, sólo se preocupaba de ello, todo lo otro ya vendría sólo.
Yo aprendi de ella. Y ella aprendió de mí.








Qué difícil es decidir en el presente...pero qué facil es sonreir cuando pocas cosas te preocupan.

miércoles, 9 de julio de 2008

A


"Com acostumem a fer en aquests casos, una combinació aleatòria, juntament amb l'aplicació, quan s'escau, de criteris d'equilibri, és el que determina la configuració dels dos grups.

Per tant, el seu fill Oscar anirà al grup Amazònia A "

viernes, 4 de julio de 2008

Nostalgia

Dicen que cuando perdemos aquello a lo que nos hemos aferrado durante un tiempo sentimos la necesidad de substituirlo, aunque sepamos que es totalmente imposible. Él lo sabía, era consciente de ello, pero intentava evitarlo. Él, que predicava el desapego, que aconsejaba no darle importancia a las cosas para así conseguir la verdadera felicidad.
Él, que pese a todo lo que pensaba, había sido aplastado por el martillo de la vida, con ella como yunque, con la tristeza como molde. Porque ¿quién no cae de vez en cuando? ¿quién no sucumbe ante las circunstancias cuando éstas no le permiten sentir lo que antaño veneraba?
Porque pese a todas las ideas que habían pasado por su mente los últimos días, era aún un adolescente, estava aún en edad de crecimiento, en todos los sentidos. Sí, es cierto, no tenía nada que ver con el muchacho que no demasiado tiempo atrás ignoraba lo que pasaba a su alrededor. Pero al mismo tiempo, tampoco se parecía a aquello en lo que pensaba convertirse, no tenía la serenidad que tanto admiraba en otras personas.

Y entonces se dio cuenta de que lo que estaba escribiendo no importaba, que no cambiaría nada.
Dejó a un lado el teclado y cogió otro, pero éste sin letras ni números. Un teclado con teclas blancas y negras, con pedal y caja de resonancia. Hacía dos años que no colocaba su mano sobre él, pero aún se acordaba de la única melodía que lo acompañaba siempre, aquella que no sabía dejar de escuchar. Posó su triste y tembloroso dedo sobre las teclas. Y presionó. Y sonó. Y tocó como nunca antes lo había hecho, invadido por la melancolía de sus sentimientos, dándole a la canción la atmósfera idónea, dejándose llevar por ella, dejando, a la orilla del río, bajo el Claro de luna, los recuerdos y sensaciones que ya nunca más reviviría.