lunes, 3 de marzo de 2008

Pequeños detalles

Esa tarde de primavera, él se hallaba confortablemente sentado en la terraza de un céntrico bar de Barcelona. Observaba la gente pasar incansablemente por delante suyo, caminando con prisa hacia el tan ansiado descanso al abrigo del hogar. Le hacía gracia ver cómo desfilaban, sin darse cuenta, de vuelta a la rutina de cada día, a seguir, una vez más, los patrones impuestos por la sociedad en que se encontraban inmersos.

Tomó un último sorbo del café que reposaba encima de su mesa y, mientras se levantaba para marcharse, dejó caer tres monedas doradas en la bandeja que el camarero había colocado justo encima del cenicero. Se fue del lugar caminando con lentitud, oyendo aún el repiqueteo de las monedas, amortiguado por el papel en el que estaba escrita la cuenta.

Esta vez, había dejado una buena propina, y no porque se sintiese de buen humor; los acontecimientos que le habían sucedido últimamente no habían contribuido, en ningún caso, a la mejora de su estado de ánimo. Lo hizo, simplemente, porque creyó que esa propina, que iría finalmente a parar al bolsillo del camarero, provocaría en éste un pequeño momento de felicidad, que por pequeño que fuera, lo sacaría de la monotonía de la vida. Lo hizo porque creyó que ese minúsculo momento de alegría valía más que el dinero que había dejado. Lo hizo porque si él fuera el camarero, le hubiera gustado que alguien tuviese la amabilidad de caer en tan pequeño detalle.

Finalmente, mientras se alejaba de la multitud que atiborraba la plaza, se sintió orgulloso de haber contribuido con su granito de arena a convertir la sociedad en algo más agradable de lo que formar parte, a empezar una cadena de favores que esperaba que algún día pudiese beneficiar a todo el que estuviese dispuesto a recibir esa “ayuda”. Porque son esos pequeños detalles los que alegran la vida de la gente y permiten escapar de su rutina a los que más lo necesitan.


2 comentarios:

im-perfezione dijo...

Y se alejó, inmerso en sus pensamientos, dejando que aquel momento de felicidad que él mismo había creado también le alegrara el segundo 32 de esa tarde de primavera.

M'agradaria ser aquesta persona, no sé molt bé per què.

indecision-e dijo...

"Porque son esos pequeños detalles los que alegran la vida de la gente y permiten escapar de su rutina a los que más lo necesitan."

Fa poc vaig fer un text on parlava de la rutina, estaria bé sortir-ne lagun dia.


Oscar,
agafa aire,
respira fons,
i treute le pes de sobre.
podràs;)

petons