miércoles, 11 de marzo de 2009

Detalles, blanco y negro

Caminaba tranquilo, con su no-vida como fondo, su no-existencia a su lado y una mochila llena de recuerdos. Observaba las calles a medida que las iba recorriendo, aquellos curiosos carteles, la gente que las transitaba...amaba los detalles. Pensó que la vida estaba hecha de detalles, simples gestos que aveces nadie veía pero que eran precisamente el quid de la cuestión. El guiño de un ojo, unas cejas ceñidas, incluso las expresiones casi imperceptibles que una persona hace cuando se le comenta cualquier cosa. Había conocido a más personas como él...pero siempre diferentes. Mucha gente también observaba esos detalles, pero siempre intentando sacar algo de provecho. Algo que les pudiera servir, que les diera más información sobre cómo lo aceptaban en la sociedad...nada de eso servía. Él seguía pensando que ese tipo de observaciones llevaban a dos caminos: amar esos detalles y aprender a estar en armonía con ellos; o acabar completamente desquiciado ante la complejidad de la vida, destrozado por dentro al saber que todo el que ama, odia, que todo el que ríe, llora. 
Él aprendió todo aquello tiempo atrás, cuando no pasaba del metro sesenta y sus ideas eran tan simples como erróneas. Aprendió que todo lo simple es erróneo, pero cierto al mismo tiempo. Que toda generalización es equívoca, pero que sin generalizaciones no se podía llegar a entender el mundo. No sabía ni si lo que pensaba ahora mismo era correcto. Sólo sabía que él también generalizaba, pero que había cosas indiscutibles, como que el mundo podía pintarse sólo en blanco y negro, en gris oscuro y claro, en nieve y azabache. Pero en parte adoptar esa visión del mundo y creerse capaz de distinguir esos colores, de juzgar qué es blanco y qué negro era un acto de prepotencia enorme. Y él odiaba la prepotencia, la evitaba todo lo que podía; odiaba a la gente que lo tachaba de prepotente, porque eso quería decir que no lo conocían, cosa que para él, era uno de los mayores pecados de la humanidad. Nos creemos tantas veces capacitados para juzgar...todos lo hacemos, aveces incluso sin algo tan básico como conocer a la persona, sólo para comprenderla, sólo para entender.

De repente tropezó con una piedra en el camino. Parecía un trozo de suelo, de esos que la gente ha ido sacando poco a poco, desplazándose vertiginosamente y al final siempre acaba en tu trayectoria. Además, siempre pasa cuando llegas tarde. Desplazó un poco más arriba las mangas de su jersey y observó su reloj.

Cómo no. Las 11:11.

11-03-09

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con esa primera visión de cómo observar esos detalles...
pero sigo viendo como un aura extraña, como algo con lo que intentas justificarte...
como si este tipo de textos fuera una petición de excusas...
la prepotencia es algo enganchado a la adolescencia, en muchos casos; ver que uno no es prepotente con seguridad y que quien opina eso es un ignorante, para mí es un ataque de prepotencia.
Tot i així, creo que el texto es una pasada y me gusta verte escribir así.

Anónimo dijo...

tnk gans de vret... Peixet, qdm 1 día?

Anónimo dijo...

Si, esque estoy pesimista ace un tiempo.
Me gusta mucho el texto.
A veces lo que mas odiamos es lo que mas cerca tenemos (no estoy diciendo qe seas prepotente ;))
"desplazándose vertiginosamente y al final siempre acaba en tu trayectoria" me ha hecho gracia ^^

besos (k)