miércoles, 18 de junio de 2008

La Ira


"La ira es un sutil veneno que se oculta como tímida damisela en el interior de nuestro corazón. Es vergonzosa porque no está orgullosa de sí misma. Sabe que no es valorada en la sociedad y que la encuentran fea, muy fea. Pero ella se hace pasar a veces por el brillo de la ironía inteligente, por el peso de la autoridad, por la dulzura de la hipocresía, por la rectitud del hombre severo, por el amor protector de un celoso, por la justicia de un rencoroso o por el humor de un bromista mordaz. Con esos disfraces hasta puede cosechar fugazmente alguna ración de aplauso y admiración. Mientras pueda camuflarse con tantos disfraces, se asegura la vida y el sustento.

Ha pasado por muchos avatares mientras era analizada por la psicología y la biología. Tuvo épocas de esplendor en las que su expresión sin tapujos fue alentada y elogiada por la psicología. Freud y sus seguidores, por medio de la hipótesis de la "catarsis" como método para reducir la agresión, llegaron a elevarla a la categoría de terapia para "vaciar los depósitos emocionales". Actualmente, la ciencia ha rechazado muchos mitos sobre la naturaleza instintiva de la agresividad en el hombre, y se sabe que no es ineludible ni necesaria. Además, con frecuencia las personas agresivas utilizan la teoría de que la "frustración conduce a la agresión", para justificar y excusar su ira considerándola algo "saludable".
Pero las mejores victorias se logran sin la presencia de la ira. Airear la ira raramente reporta algún alivio real. Más bien conduce a más ira, tensión y excitación."


1 comentario:

Anónimo dijo...

las clavat