sábado, 1 de marzo de 2008

ex

Guardianes de un pedazo de tu error, relevos de una etapa de tus búsquedas, memoria de tus sentimientos más tristes, capaces de sacarle el polvo a cualquier rincón de tus vísceras cuando menos te lo esperas.

A medida que la vida te decepciona, coleccionas básicamente dos tipos de ex. Los que te dejaron y a los que abandonaste tú. En otras palabras, los que te jamás te quisieron y los que, a su modo, aún te quieren. A los que se engañan pensando que lo dejaron de mutuo acuerdo no los cuento, por ingenuos, cobardes o hipócritas.

Los ex (y las ex) estuvieron, están y siempre estarán ahí. En cada adjetivo y sustantivo que os atribuisteis en algún momento, inutilizando e inmovilizando desde entonces esas palabras en el depósito de cadáveres de los cariños usados. En cada banco, parque, esquina y destino al que viajasteis, en el que rompisteis, en el que empezasteis a salir. Jamás volverás a pasar por esos lugares sin notar esa profunda punzada en el alvéolo de lo que pudo ser y no fue.

En cada proyecto que tuvisteis en común, en cada adverbio de tiempo que acortó su vigencia, en cada blanca promesa que destiñó en mentira.

Decisión

Tras un largo tiempo de indecisión, de dudas, he decidido arriesgar. Algo poco habitual en mí. Algo que igual haga pocas veces más. Arriesgar como nunca había hecho antes, y aunque es casi seguro que el resultado no será satisfactorio, sé que me sentiré mejor. Mejor en el sentido de estar en paz conmigo mismo, de estar en paz contigo. Escucharé consejos, y si hace falta, cambiaré la forma, pero no cambiaré el fondo. No cambiaré el mensaje que quiero transmitir, porque quiero que quede claro, que no pueda haber más malentendidos y, de una vez por todas, quiero saber algo SEGURO. Quiero que tú me lo digas.

CREO que lo que haga no servirá de nada, pero que, a la mañana del día indicado, cuando me mire al espejo y me pregunte: "Si hoy fuese el último día de tu vida, ¿harías lo que tienes pensado hacer hoy?", mi respuesta será afirmativa. Sin ninguna duda.


lunes, 25 de febrero de 2008

El sentido

"...Triunfamos sobre los fracasos cuando los convertimos en cosas útiles.

- Cíteme a uno de sus héroes.

- No hace falta ir muy lejos. Mi perro: la lista con las cincuenta características que admiro de él está colgada en mi oficina. Su amor incondicional me encanta. Le aseguro que si su jefe estuviera feliz al verle entrar a usted y al resto de los empleados en el trabajo, la gente tendría ganas de ir a trabajar en lugar de salir corriendo a casa. Yo tengo una pegatina en el coche que dice: "Intenta ser la persona que tu perro cree que eres."

- Vivir y trabajar con sentido, sí, pero cuando miras a tu alrededor y te das cuenta de que la vida es injusta...

- ¿Quién dijo que la vida tenía que ser justa? A todos la vida nos presenta desafíos. Nacemos con distintas expectativas de la vida. Si un niño es asesinado en Iraq, ¿es justo?, si muere de hambre ¿es justo?... Pero eso no significa que esas vidas no tengan dignificado o sentido, y si todos viéramos nuestra vida desde una perspectiva de sentido, sabiendo que lo que hacemos nos afecta y afecta a los demás, la apreciaríamos sin necesidad de que las grandes crisis nos obliguen a replanteárnoslo todo."

Entrevista a Alex Pattakos, experto en ciencias políticas y psicología.
Magazine, La Vanguardia, 24 de febrero del 2008

viernes, 22 de febrero de 2008

Desapareciendo a mis espaldas


Gracias, me forcé a pensar.


Vuelve cuando puedas. Las palabras sonaban débiles, desapareciendo en el vacío oscuro cuando él también se marchó. Ahora estaba solo.


Mucho mejor. Ahora podía oír el ligero crujido de las hojas húmedas bajo mis pezuñas, el susurro de las alas de un buho sobre mi cabeza, el océano, allá muy lejos, hacia el oeste, con su gemido al chocar contra la costa. Escuchaba esto, pero nada más. No sentía más que la velocidad, nada más que el empuje del músculo, los tendones y el hueso, trabajando juntos en armonía, mientras los kilómetros desaparecían bajo mis patas.


Si el silencio en mi mente permanecía, nunca volvería atrás. Sería el primero en escoger esta forma frente a la otra. Quizá no tendría que volver a escuchar jamás si corría lo suficiente.

Moví las patas con más rapidez, dejando que Jacob Black desapareciera a mis espaldas.


Eclipse - Stephenie Meyer


miércoles, 20 de febrero de 2008

Here without you

A hundred days have made me older
Since the last time that I saw your pretty face
A thousand lies have made me colder
And I don't think I can look at this the same

All the miles that separate
Disappear now when I'm dreamin' of your face
I'm here without you baby
But you're still on my lonely mind

I think about you baby and I dream about you all the time
I'm here without you baby
But you're still with me in my dreams
And tonight, there's only you and me.

The miles just keep rollin'
As the people leave their way to say hello
I've heard this life is overrated
But I hope that it gets better as we go.

I'm here without you baby
But you're still on my lonely mind
I think about you baby and I dream about you all the time

I'm here without you baby
But you're still with me in my dreams
And tonight girl, there's only you and me.

Everything I know, and anywhere I go
It gets hard but it won't take away my love
And when the last one falls, when it's all said and done.
It gets hard but it won't take away my love.

lunes, 18 de febrero de 2008

Una i otra vez

Siento que me repito. Me pongo a escribir, lenta y cuidadosamente, sobre mis sentimientos. Y me doy cuenta que todas las ideas que intento explicar ya aparecen en otros textos, y aunque sean distintas las frases y distintas palabras, significan lo mismo. Y me pasa una y otra vez,una y otra vez, y deseo que algo cambie en mi vida, que deje de sufrir y pueda evitar mirarte, observarte, pensar en ti y en lo maravillosa que eres.

Sabes cuánto te quiero, cuánto tiempo llevo haciéndolo. Sabes que no hay nada ni nadie que me haga sentir igual. Y yo no sé nada. No sé cómo te sientes, no sé que piensas de mí. Sólo sé que tú conoces mis sentimientos.

Y sé que a pesar de todo, eso no cambia nada.

sábado, 16 de febrero de 2008

Rechazo


Eran aproximadamente las diez de la noche. Yo me encontraba de pie en medio del vagón del tren, cansado después de un duro partido de fútbol. Observé a mi alrededor, fui mirando a todas y cada una de las personas que estaban cerca de mí. De pronto capté un detalle que llamó mi atención. Había un chico sentado en uno de los asientos laterales que tenía algo diferente de los demás. Su expresión era triste, melancólica, y podía interpretar fácilmente cada uno de sus facciones, sus expresiones, sus gestos, porque se le podían notar sentimientos que tiempo atrás, yo también había tenido. Miraba por la ventana con aire decaído, como si nada le importase ya, como si, a pesar de todo lo que le quedaba por delante, su vida ya no tuviese sentido.
Durante un momento, miró una pequeña tarjeta que sostenía en su mano temblorosa. Observé cómo sus cejas se juntaban en una expresión de contrariedad, y al cabo de un instante, conseguí discernir como una lágrima se deslizaba por su mejilla. Sólo una. Porque aunque seguramente estaba viviendo uno de los momentos más amargos de su vida, le quedaba ese punto de vergüenza que sin duda le caracterizaba. No quería ser el centro de atención. Quería estar sólo, desahogarse, deshacerse de la carga que llevaba encima y olvidar todo lo que le estaba pasando.

Diez minutos más tarde, el chico se levantó, preparado para marchar. Cogió la tarjeta de su bolsillo, la arrugó, y descargando toda su furia la lanzó a la papelera. Una vez hubo bajado del tren, recogí la tarjeta sin dudarlo, pensando que igual él podría haber entendido mi situación, intrigado por saber cuál era la causa de tanto dolor.

Le di la vuelta al papel y vi que sólo había una palabra escrita:


No.