Si una cosa había aprendido era a vivir en el presente. Carpe diem, dicen muchos...y qué pocos predican con el ejemplo...Tiempo atrás, ella decidió ser lo que muchos llaman una 'vividora'. Disfrutar, sin pensar en las consecuencias, y ese fue su gran error. Se vio inmersa en un incendio de odio, de locura y sinrazón; no había límites para ella, el egoísmo del que no era consciente inundaba su vida y pocos quedaban ya que le diesen su apoyo. Cuando estuvo con el agua al cuello, entonces se dio cuenta. Y paró, y aprendió a vivir de verdad.
Le costaba recordar aquellos tiempos, no lo intentaba demasiado. Porque ella no era su pasado. Su pasado podía explicar su presente, pero odiaba a la gente que la juzgaba por lo que había hecho. Intentaba no recordar, pero conservaba a buen recaudo aquello que la había cambiado. Porque ahora era más consciente que nunca que el pasado depende de lo que hagas presente, igual que el futuro. Por eso consideraba que todos aquellos que le daban vueltas y vueltas a lo que habían hecho o lo que iban a hacer eran simplemente, inconscientes.
Ella había aprendido que el presente es lo único que importa, que si se concentraba a cada momento en lo que hacía, sólo se preocupaba de ello, todo lo otro ya vendría sólo.
Yo aprendi de ella. Y ella aprendió de mí.

Qué difícil es decidir en el presente...pero qué facil es sonreir cuando pocas cosas te preocupan.